Al principio de todo esto le pregunté a mi padre si alguna vez, en su larga vida, se hubiera imaginado que viviría una situación como esta. Con cara de preocupación me respondió de inmediato, "Nunca".
Y es que ellos que han vivido una guerra y una posguerra, jamás hubieran esperado revivir toques de queda y ciertas restricciones. Lo cierto es que nadie se lo esperaba. De ahí este relato corto.
Como cada noche miraba por la ventana. Me gustaba observar la vida de la calle. Vida de la que en mi casa quedaba bien poca. Desgraciadamente, desde hacía unos días solo los gatos y las ratas se atrevían a salir sin autorización. Nunca me hubiera imaginado que viviría una situación como esta. Yo que pensaba haber sufrido lo insufrible. Ahora ni el hambre ni el frio me quitan el sueño ni tampoco el silbar de las bombas me despierta en mitad de la noche.
Ahora lo que me desvela es la falta de libertad y compañía. Libertad para salir a la calle y tocar lo que me plazca sin geles de por medio ni mascarillas mediante. Y compañía de mis seres queridos, que por quererme tanto ni se acercan.
Ahora lo que me sobra es miedo. Miedo a lo que está por venir y que espero no llegar a verlo.
FIN
Foto de Sarvaswa Tandon en Unsplash
¿Te gustó? Espero que el relato sí, pero no la situación.
Dame a conocer tu opinión, me interesa saberla. Gracias
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Como siempre ha dicho el dicho: «lo bueno si breve dos veces bueno». Novament em frapa la bona combinació de concisió, bellesa literària i contingut per a fer pensar. Gràcies per compartir el que portes dins!
Gràcies, sno sé què dir… m’afalagues