Como a Él le gusta

La casa está limpia y ordenada como a Él le gusta. ¡Oh, Dios mío! ¡He puesto los cojines del sofá al revés! Uuufff… Ya está… menos mal. Nada puede estar fuera de lugar, todo debe estar inmaculado y listo para cuando Él llegue. El pobre vuelve cansado del trabajo y, claro, debo, tenerlo contento. Espero que le guste lo que hoy le he hecho de comer, me ha salido un potaje delicioso. Recuerda no atosigarlo al entrar. Con esta cabeza de alcornoque mía a veces se me olvida que viene agotado y no tiene ganas de escuchar mi voz de pito ni mis comentarios insulsos.

Seguro que hoy todo irá bien, además le he preparado una cosita que le encantará. Es un goloso y sé que el pastel que he hecho le gustará. Ya es casi la hora ¡Deja de morderte las uñas, sabes que a Él no le gusta! ¿He dejado sus zapatillas en la entrada? ¡Uy, qué tonta! Por poco se me olvida y mira que me lo ha dicho veces. Nada más llegar a casa a Él le gusta quitarse esas botas tan pesadas e incómodas. Ya está. Todo perfecto, como Él quiere… ¡Ya está aquí! Parece enfadado. No digas nada ni hagas nada, quieta, como si fueses invisible... ¡Ay, Dios mío! Ojalá, ojalá lo fuese.

FIN

Photo by Sydney Sims on Unsplash

¿Te gustó? Espero que el relato sí, pero la situación que describe haya sido de tu total desagrado. ¡Ni una menos, por favor!

Dame a conocer tu opinión, me interesa saberla. Gracias